Después del tercer parón por culpa de esta pandemia que nos tiene desquiciados a todos, por fin nos hemos podido ver de nuevo las caras (es un eufemismo) realmente los ojos orejas y poco más, pero lo importante es que nos hemos escuchado y comprobado que seguimos sintiendo lo mismo por la naturaleza y en este medio nos encontramos felices, cómodos y útiles.
Después de los saludos de rigor y superada la alegría del reencuentro con los chavales de AFEMPES, nos hemos puesto manos a la obra en el mismo sitio donde lo dejamos, el Barranco del Rubio, La Canyada Paterna, aunque nosotros hayamos estado recluidos por la dictadura del coronavirus (hay que ver las limitaciones que nos impone este virus tan insignificante y a la vez tan mortal), las brigadas del PNT han continuado con su labor de clareo en el Barranco del Rubio, zona como ya indicamos en su momento, sus condiciones ambientales de humedad, han permitido una densidad de vegetación de muy difícil acceso y peligrosa por el riesgo de incendio, vamos, un cañar de pinos.
Aún cuando la alegría del reencuentro en plena naturaleza, nos ha espoleado a una actividad intensa, el tajo que nos queda es importante, consecuencia de lo efectivo de la tala.
Así pues, hemos celebrado vernos de nuevo como mejor sabemos hacerlo, trabajando en pos de la naturaleza, con la satisfacción de una buena labor y el cansancio reconfortante del trabajo bien hecho.
Por supuesto, como siempre, muchas gracias, chavales de Afempes, vosotros si que sois ESPECIALES.
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